El Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Bajas Temperaturas 2022-2023, establece acciones para la prevención y el control, estructuradas en varios niveles de actuación según el riesgo alcanzado como consecuencia de descenso de las temperaturas.
Existe numerosa evidencia científica que demuestra la influencia de los extremos térmicos sobre la salud, teniendo un efecto directo en la morbi-mortalidad.
El frío intenso afecta negativamente a la salud de las personas, aunque solo en casos muy extremos se producen efectos como la hipotermia o la congelación.
En todo caso, los efectos de las bajas temperaturas no suelen ocurrir de una forma tan aguda y repentina como en el caso de las altas temperaturas. El plan señala que es un factor de riesgo ambiental que debe ser tenido en cuenta y cuyos impactos en salud pueden ser incluso superiores a los del calor extremo.
Según se indica en el propio Plan, es reseñable la menor atención que recibe el frío extremo en comparación con los episodios de calor intenso, debido entre otros factores a que las bajas temperaturas se asocian con la intensificación de enfermedades en la población vulnerable a medio y largo plazo, junto con la acción oportunista de agentes infecciosos. Por este motivo, sus efectos sobre la salud de las personas son más difusos, lo que dificulta la identificación de las bajas temperaturas como un riesgo presente tanto por pacientes, como profesionales y el público en general. Del mismo modo, esta influencia difusa de las bajas temperaturas sobre la salud dificulta la aplicación de acciones específicas de prevención.
En este Plan Nacional se establecen una serie de recomendaciones para reducir los efectos en la salud asociados a las bajas temperaturas, así como las medidas para coordinar las instituciones de la Administración del Estado implicadas. Asimismo, propone acciones que se pueden realizar por parte de las Comunidades Autónomas y/o la Administración Local.
Con carácter general el Plan se activa del 1 de diciembre al 31 de marzo de cada temporada, con un criterio de flexibilidad que permite su activación en función de la previsión climatológica.
Los efectos de la exposición laboral al frío son inmediatos, pudiendo producir incomodidad, reducción del rendimiento y congelación por enfriamiento local (dedos, piel, mejillas, nariz…), pero la más grave es la hipotermia por enfriamiento general del cuerpo.
Recuerda estas medidas preventivas para poder desarrollar tu trabajo en condiciones seguras:
- Planificar los trabajos a la intemperie según las condiciones meteorológicas.
- Cuando sea posible, alternar diferentes tareas para reducir el tiempo de exposición.
- Controlar el ritmo de trabajo y programar pausas para recuperar el calor perdido.
- Favorecer el trabajo en equipo y disponer de sistemas de comunicación y control de los trabajadores expuestos.
- Evitar el mantenimiento de posturas estáticas prolongadas.
- Evitar un ritmo de trabajo tan elevado que haga sudar fuertemente, para evitar que se humedezca la ropa.
- Proteger las extremidades para evitar el enfriamiento localizado.
- Utilizar ropas y pantallas cortavientos en exteriores, para reducir el efecto del aire.
- Seleccionar la vestimenta adecuada para facilitar la evaporación del sudor.
- Sustituir la ropa humedecida para evitar la congelación del agua y la pérdida de calor.
- Seguir una dieta rica en calorías e ingerir bebidas calientes para recuperar pérdidas de energía calorífica.
- Limitar el consumo de café que, al ser diurético, contribuye a la deshidratación.
- No ingerir bebidas alcohólicas.
- Disponer de zonas de descanso calientes y secas.
- Realizar reconocimientos médicos para detectar cualquier patología que pueda agravar la sintomatología.
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